Cultivos Extensivos Característicos de la Argentina
La actividad agropecuaria más característica de la Argentina puede clasificarse como un sistema extensivo. Utiliza mayoritariamente una serie de recursos naturales que le permiten obtener grandes volúmenes de productos, para proveer de alimentación a su propio mercado o al de exportación. Sin embargo, campaña tras campaña se realizan labores cada vez más intensivas y especializadas, con un mayor consumo de tecnología en todas las regiones productivas.

La incorporación de tecnologías permite obtener una producción diferenciada o especializada que, al reducir costos y responder a las necesidades de la demanda externa, asegura también buenos niveles de rentabilidad.
El principal componente en volumen y valor de la agricultura argentina ha sido la producción de granos que en gran parte se destina al mercado externo.
El sistema extensivo es una forma de explotación con baja relación entre capital biológico, físico y gerencial por unidad de tierra.
Los cereales y las oleaginosas son, por el volumen de producción, superficie cultivada e importancia de las actividades industriales vinculadas con ellos, los principales cultivos del país. Entre los cereales se destaca la producción de trigo y maíz; y entre las oleaginosas -de las que se obtienen principalmente aceites-, la de soja y girasol.
Evolución de la superficie sembrada de girasol, maíz, soja, sorgo y trigo. Campañas 1999-2018
Evolución de la producción de girasol, maíz, soja, sorgo y trigo. Campañas 1999-2018
Superficie sembrada y producción de creales y oleaginosas. Campañas seleccionadas
Fuente: Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca, Dirección Nacional de Análisis Económico Agroindustrial, Dirección de Estimaciones Agrícolas.
Los cultivos cerealeros, oleaginosos y forrajeros
Los cereales, nombre que deriva de Ceres, la diosa romana de la agricultura, son un grupo de plantas dentro de otro más amplio: las gramíneas. Los granos de los cereales más utilizados en la alimentación humana son el maíz, el trigo y el arroz, pero también resultan importantes la avena, la cebada, el centeno y el mijo.
Los cereales constituyen en la actualidad un volumen importante de la producción de granos de Argentina. Son plantas anuales cuyos frutos, muy ricos en almidón, proporcionan energía para asegurar el cumplimiento de las funciones vitales del organismo de los seres vivos.
Considerando al mundo en su conjunto, los cereales constituyen la principal fuente energética de la alimentación humana, por su elevado contenido de glúcidos y por ser los que se consumen en mayor escala, dado su menor precio. Además, poseen determinada proporción de proteínas, que son indispensables para la formación y conservación de los tejidos.
La harina que produce la molienda de cereales puede ser utilizada para la alimentación humana, panificándola o no, y también para forraje, como es el caso característico del maíz que, si bien es un cereal, también pude utilizarse como forraje. Los cereales que releva el Portal de Datos Abiertos del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca referenciados geográficamente son: alpiste, avena, cebada, centeno, maíz, mijo, sorgo y trigo.
Los cultivos oleaginosos son vegetales de cuya semilla o fruto puede extraerse aceite, en algunos casos comestibles y en otros, de uso industrial. Las oleaginosas más sembradas en la Argentina son la soja, el girasol, la colza y el lino, también relevados por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca.Cada planta, a su vez, puede tener otros usos económicos, como el lino, del que pueden extraerse fibras textiles, harinas y semillas alimenticias, o el maíz, que si bien es un cultivo cerealero también produce aceite comestible; la soja y el maní, cuyos frutos o semillas también pueden ser comidos, o el nogal, del que puede extraerse también madera. Otras plantas oleaginosas son el cártamo, el olivo, el nogal, el ricino, el sésamo, la jojoba, el tung y la uva.
Los cultivos forrajeros están constituidos por todas aquellas especies cuyas partes vegetativas o bien, la planta entera, son susceptibles de ser utilizadas como alimento por el ganado. Constituyen una parte importante de la alimentación animal y abarcan asimismo todas las praderas y pastos naturales estén cultivados o no, pero que puedan contribuir a la alimentación animal. Forman este grupo de vegetales plantas herbáceas, anuales o plurianuales, gramíneas o leguminosas, cuyo aprovechamiento ganadero se puede realizar directamente mediante pastoreo en verde o mediante la reducción de humedad para acopiarlo de diferentes formas, y ofrecerlo en épocas de escasez de pasturas, o bien como alimento concentrado (granos y harinas).
Foto: Michal Kubicek en Unsplash.
Entre las forrajeras pueden mencionarse algunos cereales (avena, cebada, centeno), a los que se suma la alfalfa, todas relevadas por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca. Otras forrajeras importantes, aunque sin registros estadísticos de la misma calidad, son pasto llorón, pasto ovillo, cebadilla, agropiro alargado, etc.
El Informe Nacional de la Situación Forrajera en la Argentina, para la primavera de 2016, compara la productividad del forraje en ese momento con el promedio del período 20002015 de esa misma época del año. Mediante la utilización del Índice Verde Normalizado determina el porcentaje de años en que se logran distintos grados de productividad.
El color azul determina la productividad promedio (40%). Un área en rojo, por ejemplo, indica que la productividad promedio de la primavera de 2016 es tan baja como la registrada allí solo cada 100 años. A diferencia de lo que ocurriera cuando la Argentina era conocida como el “granero del mundo”2, es decir cuando la producción de granos estaba constituida fundamentalmente por dos cereales (trigo y maíz) y una oleaginosa (lino) y el trigo ocupaba el 56% del área cultivada; en la actualidad la gran expansión de la producción de granos que comienza allá por los años 1970, cambia ese modelo tradicional de agricultura por un proceso que, liderado por una oleaginosa, la soja, termina por ocupar una superficie semejante a la que ocupaba el trigo, en aquella época.
A consecuencia de una mayor demanda por proteínas animales, especialmente de carne aviar y porcina, y de aceites comestibles, resultante del crecimiento de la población mundial y también del mayor ingreso per capita, la Argentina ha tenido un desempeño importante en lo que se conoce como el boom de las oleaginosas.
La expansión en la producción de cerdos y aves para abastecer el crecimiento de la población mundial demandó crecientes cantidades de harina de soja provenientes de la molienda del grano, rico en proteínas para la alimentación del ganado. En la actualidad, debido a que los campos con mayor potencial productivo están ocupados por la agricultura, la ganadería argentina se enfrenta al desafío de desarrollarse en suelos con menor calidad. Esta condición obliga a desarrollar una buena oferta forrajera con semillas de muy buenas cualidades, ya que constituyen la base de la producción bovina.
¿Cuál es tu reacción?






