Condiciones Ambientales Para las Actividades Agrícola-Ganaderas en la Argentina

La disposición planetaria del territorio de la República Argentina, a lo largo de más de 30 grados geográficos de latitud, le permite registrar casi todos los climas y una gran variedad de paisajes, que la posicionan entre los pocos países del mundo que pueden contribuir a la producción de alimentos en muy buena cantidad y calidad.

Agosto 24, 2023 - 10:30
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Condiciones Ambientales Para las Actividades Agrícola-Ganaderas en la Argentina

Además del clima, otro gran condicionante para las actividades agrícola-ganaderas es el suelo. En varias regiones naturales de nuestro país afloran diversos tipos de rocas, pero el bajo potencial de meteorización que tiene el clima impide la formación de suelos. Los más importantes para la agricultura se desarrollan sobre sedimentos eólicos cuaternarios que cubren la llanura Chacopampeana, enorme planicie sudamericana que cubre parte de los territorios de Bolivia, Paraguay, Brasil, Uruguay y Argentina.

La Pampa, vocablo que procede del quichua y que significa “llano sin árboles”, es el área tradicionalmente agrícola-ganadera de la Argentina cuyo suelo se ha formado por el denominado Loess Pampeano2, rico en nutrientes para los vegetales, compuesto de rocas meteorizadas y vidrio volcánico; su buena estructura permite un adecuado desarrollo radicular.

Esta región es, con seguridad, la más profundamente transformada por la agricultura. Vale recordar que fue allí donde arribaron los primeros colonizadores españoles y que, a principios de la segunda mitad del siglo XVI, da lugar al desarrollo de las vaquerías. La región comprende una parte oriental húmeda, extendida desde la costa del Atlántico, y la ribera de los ríos Paraná y de la Plata hasta la isohieta de 500 milímetros. Al oeste de dicha isohieta se extiende la Pampa seca hasta el pie de los Andes. Hacia el norte esta gran llanura Pampeana cambia su configuración al ponerse en contacto con los pastizales del Chaco y, hacia el sur, aproximadamente desde el río Colorado, se extiende el paisaje patagónico.

El espinal que rodea a la región Pampeana por el norte, el oeste y el sudoeste tiene buena proporción de suelos aptos para la agricultura. En la actualidad, sus tradicionales bosques integran un paisaje compuesto por cultivos anuales, plantaciones forestales, explotaciones mineras y tierras ganaderas, fuertemente intervenidos por el hombre.

El Chaco al norte de la región Pampeana es una planicie fluvial suavemente ondulada, cubierta por sedimentos modernos, de pendientes exiguas. La parte occidental de su territorio está cubierta por vegetación semiárida con bosque bajo, mientras que el sector oriental presenta intensas precipitaciones y deficiente drenaje. En el sector occidental se conjugaron una serie de factores como aumento de las precipitaciones, nuevos paquetes tecnológicos y aumento de la demanda internacional de productos agropecuarios, que provocaron, a partir de la segunda mitad del siglo pasado, un fuerte avance de la frontera agropecuaria3.

La selva pedemontana de las Yungas sufrió una larga historia de intervenciones antrópicas en las áreas más bajas del piedemonte, que son además las de mayor aptitud agrícola.

Las tierras de la región Pampeana, el área ecológicamente más favorecida para la agricultura, fueron utilizadas tradicionalmente combinando agricultura y ganadería mediante un sistema de rotación, en los que se alternaban cultivos y pastoreo de ganado.

En las áreas más marginales prosperaba la ganadería. En las últimas décadas, la región Pampeana sufrió un importante proceso de agriculturización con fuerte aumento de su producción y un notorio desplazamiento de tierras del uso ganadero al uso agrícola.

La Argentina húmeda y la Argentina árida

La porción continental de la República Argentina se extiende entre los 22° y 55° de latitud sur. Esa gran extensión determina una amplia variedad climática, con climas subtropicales al norte hasta fríos en el extremo sur y en las áreas montañosas, con predominio de los templados en la mayor parte del país.

Con relación a la humedad, que tanto importa para la agricultura, prevalecen las condiciones deficitarias con escasez de lluvias y extensas áreas con características desérticas. De acuerdo con el régimen hídrico, el territorio de Argentina puede ser dividido en tres grandes regiones ecológicas: la región húmeda, que ocupa el 21% de su superficie, la región subhúmeda y semiárida, con aproximadamente el 27,5%, y la región árida, que representa el 51,5% de la superficie. Las dos primeras pueden considerarse tierras húmedas, mientras que la región árida agrupa las tierras secas del territorio argentino.

La precipitación anual tiene su máximo sobre el extremo noreste, en la provincia de Misiones, donde el valor medio supera los 2.000 milímetros anuales. Desde allí se observa un decrecimiento de las lluvias en dirección oeste y sudoeste. El mínimo de precipitación se localiza en la provincia de San Juan, sobre el centro-oeste del país, con un valor inferior a los 100 milímetros. Resulta importante por su extensión, los bajos valores anuales de precipitación que se observan en la Patagonia con extensas áreas dentro de la isohieta de 200 milímetros. Las regiones áridas y semiáridas disponen solo del 12% de los recursos hídricos superficiales del país, por lo que las más importantes actividades productivas se desarrollan en los oasis de riego, que en total suman 1,5 millones de hectáreas.

Si bien la Argentina es el país de América Latina con mayor proporción de superficie árida, semiárida y subhúmeda seca, que abarcan en conjunto más del 75% de territorio nacional, también posee una de las más grandes llanuras húmedas del mundo, la gran llanura Chacopampeana. Drenada en gran parte por el río Paraná, su pendiente, casi imperceptible, es suave, con numerosos ríos que presentan además esteros y pantanos en el Chaco y gran cantidad de lagunas en la pampa. Al norte de esta gran planicie se desarrolla la llanura subtropical Chaqueña y, al sur, la llanura Pampeana de clima templado húmedo, relieve plano y suelos fértiles, que constituye una de las mejores regiones agrícolas del mundo. En ella se practica la agricultura de secano, empleando con exclusividad el agua de las lluvias. Asociada a la agricultura se practica la ganadería y se desarrolla la agroindustria.


La gran llanura Pampeana es el área tradicionalmente más apta del país para los cereales y oleaginosas. La latitud media y la relativa uniformidad del clima, en un espacio tan grande como es el de esta región, unida a la homogeneidad general del relieve, permitieron a esta parte del territorio convertirse en un espacio privilegiado para las actividades agrícola-ganaderas. La permanencia de los pastos naturales y de las aguadas permite además desarrollar la cría de animales. El territorio de Argentina casi en su totalidad tiene buena capacidad receptiva para la cría a campo de millones de cabezas sobre pasturas naturales, lo que transformó a la ganadería en una gran fuente de riqueza para el país, que perduró hasta mediados del siglo pasado. A partir de entonces, la producción de granos se convierte en la principal columna productiva del agro argentino que termina por desplazar a la ganadería de la región Pampeana. Esto, sumado a las medidas proteccionistas (cuotas de compras, subsidios a los productores) que aplicaron los principales países compradores de Argentina, terminó por restar territorio a la ganadería pastoril, dando lugar a una importante migración de ganado bovino desde tierras ahora convertidas a la agricultura, hacia el oeste pampeano y hacia el nordeste y el noroeste, donde los campos se enriquecieron con pasturas tropicales de origen africano y altos rendimientos. El sistema productivo de esta región es un sistema comercial caracterizado por la intensificación, la inversión de capitales y el uso de agroinsumos modernos. En cambio, en las cercanías de las grandes ciudades es intensivo y menos mecanizado, empleando mano de obra familiar en pequeñas explotaciones dedicadas a las hortalizas, frutas y flores.

Una gran parte de la superficie hortícola del país corresponde a la margen derecha del río Paraná y del Río de la Plata, especialmente desde el sur de Rosario hasta las cercanías de la ciudad de Santa Fe y el cinturón verde bonaerense, que se extiende entre el norte del Gran Buenos Aires y sur de La Plata. También hay importantes áreas hortícolas en los alrededores de Mar del Plata, en las proximidades de la ciudad de Córdoba y cercanías de la ciudad de Bahía Blanca.

La mayor parte de la producción papera se cosecha en la provincia de Buenos Aires y sur de Santa Fe. Como sus mayores rendimientos se obtienen en los suelos arenosos-arcillosos, se destacan los distritos paperos de Rosario y del sudeste de la provincia de Buenos Aires (partidos de Balcarce, General Pueyrredón, General Alvarado y Tandil). En este ámbito, además, se realizan pequeñas plantaciones para la obtención de aceites esenciales y saborizantes como menta, mostaza, manzanilla, coriandro, etc.

En la margen derecha del río Paraná, favorecida por el largo período libre de heladas producto del alto coeficiente de humedad, se desarrolla la fruticultura entre Rosario y San Pedro. Se dan cítricos, duraznos y ciruelas. La provincia de Entre Ríos también se destaca por la producción de cítricos y la localidad de Coronda, por su producción de frutillares.

La mayor parte de la superficie florícola argentina se encuentra en la llanura Pampeana, en la cercanía de los grandes mercados consumidores debido al carácter perecedero del producto, en su mayor parte en la provincia de Buenos Aires (Escobar, La Plata, Villa Elisa y Florencio Varela, también en los alrededores de Mar del Plata y Bahía Blanca). Otra área florícola se localiza sobre la ribera derecha del río Paraná en las localidades de San Pedro y Santa Fe, y en los alrededores de Rosario.

Las áreas secas de la Argentina o con prolongados períodos de escasa lluvia, se caracterizan por ser marginales desde el punto de vista productivo y social, con escasa participación en las actividades agropecuarias e industriales, excepto en los oasis de riego.

El clima árido que afecta a una enorme superficie de la Argentina se caracteriza por la escasez de precipitaciones y su irregularidad anual e interanual, por esta razón, en este ámbito la actividad agrícola se desarrolla solo donde es posible la utilización de las aguas de los ríos para riego: en Cuyo, en la cuenca del río Desaguadero, en las Sierras Pampeanas, en los valles de los ríos de este sistema y, en la Patagonia, en los valles de los ríos Colorado, Negro y valle inferior del río Chubut.

El valle del río Negro es el más importante, dedicado casi íntegramente a la actividad agrícola y agroindustrial. Se destaca el Alto Valle, por ser productor de frutas de pepita, especialmente manzanas y peras, destinadas no solo al mercado interno sino también a la exportación. También se cultivan otros frutales como duraznos, ciruelos, membrillos y cerezas. La horticultura se desarrolla especialmente en el valle medio del río Negro, con tomates, zapallos, pimientos y cebollas. En el valle inferior tienen importancia los cereales y forrajeras.

Las precipitaciones inferiores a la evaporación en toda la franja central (en dirección norte-sur) y, especialmente, en el oeste y la Patagonia, conducen a la presencia de áreas desérticas. Tanto la región de Cuyo, el sector occidental de la provincia de La Pampa como la Patagonia en casi la totalidad de su extensión, pueden ser analizadas como desérticas, por sus bajos valores anuales de precipitación. Toda la extensión de la Patagonia, inclusive la isla de Tierra del Fuego, es apta para la cría extensiva de ovinos, a pesar de la pobreza de los pastos naturales.

En Cuyo, los viñedos ocupan la mayor parte de la superficie cultivada. Por las características del suelo y la alta luminosidad el rendimiento es muy bueno. En los oasis mendocinos también son importantes los frutales, membrillos, damascos, nogales, duraznos, peras y manzanas, que además de consumirse como fruta fresca se utilizan para la elaboración de jugos y bebidas alcohólicas como sidra, coñac y espumantes.

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Hernan Arena CEO NuevArena, Analista Programador, Tecnicatura en Comercio Electrónico, Experto en IA